La soja ecológica y la soja transgénica
Con la normalidad con que se consume cotidianamente la soja y sus derivados, también debería ser algo normal saber su procedencia y si es ecológica o transgénica, porque no es lo mismo y hay que conocer sus repercusiones tanto a nivel interno en el organismo como a nivel de la agricultura por el impacto que deja en la tierra y consecuentemente en el medio ambiente.
En la Unión Europea está prohibido comercializar productos transgénicos, en Estados Unidos la ley permite vender productos transgénicos sin especificarlo en su etiquetado, los grandes monopolios hacen sus propias leyes, hecha la ley hecha la trampa.
Se debe realizar un consumo responsable de la cantidad de soja que consumimos, se recomienda siempre que adquirimos un producto de soja o procesado de soja, mirar el etiquetado para saber si es ecológica o no.
La soja ecológica no es transgénica
Los grandes peligros de la soja no ecológica radican en la modificación genética y su uso de glifosato, que no están permitidos en la agricultura ecológica.1
Después de analizar los residuos de herbicidas y pesticidas en 31 lotes de soja no ecológica modificada genéticamente y tolerante al glifosato, soja no ecológica modificada genéticamente cultivada con sustancias químicas y soja ecológica no modificada genéticamente, la conclusión es que la no transgénica no contiene residuos de glifosato, mientras que la modificada genéticamente si presenta altas concentraciones del citado herbicida.
Los prejuicios de la soja no transgénica
El 95% de la producción mundial de soja proviene del cultivo de soja no ecológica modificada genéticamente, lo que tiene importantes repercusiones desde el punto de vista ambiental y social, desde la deforestación hasta la contaminación por herbicidas, pasando por una huella de carbono altísima, puesto que su transporte necesita altas cantidades de energía procedente de combustibles fósiles.
El monopolio del cultivo de la soja
Estados Unidos es el principal productor mundial de soja, un cultivo del este asiático que es también el mayor producto de exportación de Estados Unidos. Más de la mitad de este cultivo se exporta en forma de habas de soja o aceite de soja. El cultivo de la soja modificada genéticamente se ha disparado tanto en las últimas décadas que se está volviendo inevitable que la soja convencional se mezcle con la soja genéticamente modificada en los envíos que se exportan.
La soja en Estados Unidos se utiliza en la comida para el ganado, comida para peces, pegatinas, pesticidas, plásticos, disolventes, jabones, pinturas y tintas.8 El 80% de los alimentos procesados industrialmente contiene actualmente soja.
Países como Brasil, Argentina, India, han pasado de no tener cultivos de soja a ser los mayores productores del mundo después de Estados Unidos.
Las patentes de la soja y el monopolio de las semillas
No sólo el comercio de la soja está controlado por las compañías multinacionales, cada vez más, también el cultivo de la soja está siendo monopolizado mediante el control de las semillas.
Monsanto ha adquirido las divisiones de semillas de la mayoría de compañías, llegando a tener la posesión de las patentes sobre la soja como especie en general.10
La filial de W.B. Grace, Agraceus, que tenía la patente sobre todas las variedades y semillas transgénicas de la soja, con independencia de los genes empleados, así como de todos los métodos de transformación, también fue adquirida por Monsanto.
Monsanto también posee una patente sobre plantas resistentes a los herbicidas. La patente cubre las variedades resistentes a los herbicidas de maíz, de trigo, de arroz, de soja, de algodón, remolacha azucarera, semillas oleaginosas, colza, canola, lino, girasol, patata, tabaco, alfalfa, manzana, uva, etc.
También cubre métodos para el control de las malas hierbas, el cultivo de las semillas y la aplicación de glifosato. Por tanto, Monsanto controla el proceso de producción completo de estas plantas, desde su reproducción hasta su cultivo y su venta.
La soja Roundup Ready ha sido modificada genéticamente para que sea resistente al herbicida de amplio espectro Roundup de Monsanto, Los tres nuevos genes con los que ha sido modificada genéticamente la soja- procedente de una bacteria, un virus de la coliflor y una petunia-no aportan nada al sabor o al valor nutricional del haba de soja. Lo que sí consigue esa inusual combinación genética, que nunca sería creada por la naturaleza, es que la soja sea resistente a un herbicida. En condiciones normales, las habas de soja son demasiado delicadas para que puedan ser fumigadas al germinar. Pero ahora, gracias a la estrecha vinculación existente entre dos de sus productos (la haba y el herbicida), Monsanto logra vender más de los dos.11
El proceso industrial
Las semillas, la distribución y el procesamiento de la soja están asociadas a la concentración de poder.
El contenido oleico de las habas de soja es sólo del 18%, pero los libros de texto afirman que “la soja proporciona aceite en abundancia” y que “las habas de soja tienen un contenido oleico más elevado que otras legumbres”.12
Como el nivel de contenido oleico de la soja es bajo, su aceite debe ser extraído en grandes plantas de extracción mediante disolventes. Para extraer el aceite se utilizan disolventes clorados, como el cloroetileno.
En el procesado industrial a gran escala se sacrifica obligatoriamente la seguridad alimentaria, puesto que:
El procesado permite la mezcla de aceites no comestibles con aceites comestibles.
El procesado está basado en utilizar productos químicos.
El procesado genera grasas saturadas.
El transporte a larga distancia se presta a riesgos de adulteración en forma de contaminación CO2 y contribuye al cambio climático.
Se niega a los consumidores el derecho a conocer qué ingredientes han sido utilizados y qué tipo de procesamiento se ha seguido para producir los aceites industriales.
¿Son saludables los productos hechos con soja?
La soja y los productos derivados de la soja están siendo promocionados como sustitutos globales de las fuentes diversas de alimentos existentes en las diferentes culturas del mundo. Están siendo promovidos como sustitutos de las diversas semillas oleaginosas, legumbres, de los cereales y productos lácteos de todo el mundo.
La American Soybean Association está promoviendo legumbres “análogas”: extrusiones de la soja en forma de perdigones que se asemejan al frijol urdo, al frijol mungo, al guandú, a la lenteja, ya la judía. La dieta que tienen en mente constituye un monocultivo de soja: sólo sería de diferente apariencia.
Sin embargo, aunque se justifica la promoción de alimentos a base de soja en función de una serie de motivos relacionados con la salud y la nutrición, los estudios muestran que este cambio brusco hacia la adopción de dietas a base de soja puede ser maligno para la salud.
De ahí la importancia de hacer un uso alimenticio justo, procurando saber si es indicado para nuestra salud (a nivel hormonal, de disponibilidad intestinal) y siempre asegurándonos de que se trata de soja ecológica.
Los alimentos realizados con soja, procesada o sin procesar, contienen una serie de sustancias tóxicas cuyos niveles de concentración constituyen riesgos significativos para la salud de los seres humanos y de los animales.
La soja contiene inhibidores de la tripsina que inhiben los procesos pancreáticos, provocan aumento del tamaño y peso del páncreas y pueden desencadenar casos de cáncer.13
Las mayores concentraciones de inhibidores de la tripsina se encuentran en la harina de soja, un producto derivado de la soja que no se utiliza en las culturas en las que tradicionalmente se consume esta legumbre, puesto que allí se alimentan de productos hechos con soja ya fermentada.14
La soja contiene lectinas que interfieren en el sistema inmunológico y la ecología microbiana del intestino. También contiene ácido fítico, que interfiere en la absorción de minerales esenciales como el calcio, el magnesio, el zinc, el cobre, el hierro.
El riesgo más significativo que plantean dietas ricas en soja para la salud se debe también al alto contenido en estrógenos, especialmente en el caso de la soja modificada genéticamente. El impacto devastador de los compuestos estrogénicos se pone de manifiesto cuando se descubrió que entre las mujeres nacidas de mujeres que habían consumido estrógenos sintéticos se producían el triple de abortos no provocados que entre las demás mujeres, así como una mayor incidencia de una forma de cáncer vaginal, también los hombres mostraban signos de infertilidad, y los niños que son alimentados con productos con fórmulas a base de soja están ingiriendo dosis muy elevadas de estrógenos sintéticos.17
La globalización a base de alimentos de soja constituye un experimento a gran escala al que se está sometiendo a las generaciones presentes y futuras.
Es un experimento innecesario, puesto que la naturaleza nos ha dado una enorme diversidad de alimentos seguros y diferentes culturas han seleccionado y desarrollado alimentos nutritivos desde la diversidad de la naturaleza.
Los más elevados conflictos políticos y económicos entre la libertad y la esclavitud, la democracia y la dictadura, la diversidad y la monoculturalidad, se han introducido en actos tan sencillos como en la decisión de qué alimentos debemos adquirir y cómo cocinar nuestra comida.
Los grandes monopolios han hecho sus leyes, las deciden y las controlan, hacen del monocultivo transgénico su razón de enriquecerse, aduciendo que lo hacen por el bien de la humanidad, porque todo el mundo tiene derecho a tener alimento en la mesa, pero a costa de deforestar, desertizar, contaminar la tierra y empobrecer a los más desvalidos.
1 .Font: M. D. Raigón – Dto. Química de la Escuela Técnica Superior del Medio Rural y Enología. Universidad Politécnica de Valencia. Selección de estudios sobre la comparativa de los alimentos ecológicos frente a los no ecológicos.
8. American Soybean Associations, “Soy Stats, 1998”.
10.Brian Belcher i Geoffrey Hawtin, “A Patent on Life Ownership of Plant and Animal Research”
11.Vandana Shiva, “Mustard or Soya? The Future of India’s Edible Oil Culture” Navdanya 1998
12.Doctor Irfan Khan, Genetic improvement of Oiseed Crops.
13 M. G. Fitzpatrick, “Report on Soybeans and Related Products: And Investigation into Their Toxic Effects”
14. B.A. Charpentier y D. E. Lemmem, “A Rapid Automated Procedure for the Determination of Trypsin Inhibitor Activity in Soy Products and Common Foods Stuffs”
17. F.A. Kimil, “Hormone ToxicitY in the Newborn”, Monography on Endocrinology, vol. 31, 1990
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